Ubicación Exacta

El templo más antiguo del mundo no está en Egipto, está en el sur de Turquía

Círculos megalíticos, extraños símbolos con forma de animal y un sinfín de preguntas rodean a este yacimiento del que solo se conoce un 5%.

Gobeklitepe
Foto: iStock

Existió 6.000 años antes que los templos megalíticos de Malta y los sumerios, 7.000 años antes que Stonehenge, 7.500 años antes de las pirámides de Egipto y 10.000 años antes de Roma. A 17 kilómetros al este del centro urbano de Sanliurfa  (Anatolia Suroriental, Turquía) y próximo a la frontera con Siria se encuentra un yacimiento arqueológico que ha suscitado nuevas teorías sobre el periodo neolítico de Eurasia y ha sido reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco

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Foto: iStock

El conjunto recibe el nombre de Göbeklitepe (en turco, “colina del ombligo” o “monte panzudo”) y se estima que podría haberse construido entre los años 9600 y 8200 a. C, lo que significaría que sus 12.000 años de antigüedad lo coronan como el primer templo del mundo. Está compuesto por monumentos megalíticos circulares y rectangulares que se reparten en tres niveles, aunque el estrato base todavía no ha sido excavado. La zona superior de la colina se ve salpicada por decenas de pilares en forma de “T” con dimensiones de hasta cinco metros y medio de alto que deben su aspecto arenoso al material con el que fueron construidos: piedra caliza procedente de la propia meseta, y, a veces, también basalto. En la misma cresta montañosa también fue encontrada una gran colección de utensilios como puntas líticas.

 

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Grabado de animal en el monolito. Foto: iStock

Es mediados de abril y el sol brilla con fuerza, aunque ninguno de los asistentes lo nota demasiado mientras están resguardados bajo el techo elíptico de color blanco que cubre el yacimiento. No basta con apoyarse sobre la barandilla y pasear la mirada por este lugar en un solo barrido, ya que parte de su encanto hipnótico está en los detalles que presentan los monolitos. "Fijaos allí", señala Serdar Avci, el guía turístico originario de Sanliurfa que acompaña al grupo durante la visita. Su dedo apunta hacia uno de los extraños símbolos que aparecen plasmados en bajorrelieves sobre las estructuras calcáreas. A simple vista recuerda a un zorro, pero no es el único espécimen que habita en Göbeklitepe. Cocodrilos, pájaros dodo (o quizás buitres), serpientes, jabalíes, leones, escorpiones y otros tantos ejemplares de fauna salvaje surcan los pilares de piedra, atrapados para siempre en la línea del tiempo.

 

Como apunte, el ascenso hasta el recinto arqueológico se hace en un autobús que avanza entre traqueteos por una carretera polvorienta para mayor comodidad de los visitantes. Por esto sorprende tanto pensar en la coordinación humana y la destreza que debieron ser necesarias para extraer el material, tallar los monolitos de más de diez toneladas y después transportarlos montículo arriba, más aún cuando no se tiene constancia de la existencia de tecnología en aquel momento. "Ni siquiera la rueda", recalca el guía.

 

 

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Foto: iStock

¿TEMPLO O ASENTAMIENTO?

Se barajan varias hipótesis para explicar su origen y función. Algunas de ellas apuntan a que los constructores de Göbeklitepe podrían ser poblaciones de cazadores y recolectores que todavía no domesticaban animales. Precisamente, durante el Holoceno, la zona de la Alta Mesopotamia en la que se asienta Göblekitepe estaba recubierta de pastizales y pequeños cultivos de almendras y pistachos. Según este planteamiento, el yacimiento sería en realidad un santuario o lugar de peregrinaje, lo que hace saltar nuevas incógnitas sobre el tipo de rituales celebrados, a qué (o a quién) veneraba esta comunidad o sobre si había algún tipo de organización jerárquica en la religión. El debate sigue en el aire, y otros profesionales, por el contrario, defienden que Göbeklitepe fue un asentamiento permanente.

 

Gobeklitepe
Vistas de la colina en la que se asienta el yacimiento de Göbeklitepe. Foto: iStock

DEL PÁLPITO AL HALLAZGO

La excavación original de este santuario se le atribuye al arqueólogo alemán Klaus Schmidt, quien en 1994 emprendió un viaje para realizar un reconocimiento de los vestigios de la región turca. Su traslado estaba motivado por el informe que otro arqueólogo de la Universidad de Chicago había publicado durante la década de los sesenta y en el que se hablaba sobre la existencia de un montículo con restos arqueológicos en los alrededores de Urfa. Según este texto el lugar no tenía mayor atractivo, aunque el especialista alemán y su equipo se dejaron guiar por su intuición y se presentaron allí para investigar por su cuenta. 

 

El momento eureka se dio cuando los expertos llegaron a la conclusión que el montículo debía ser producto de la actividad humana y no una formación natural. Esta corazonada sirvió para descubrir que debajo de la arena estaba enterrado este sitio arqueológico y que llevaba unos diez mil años en el olvido. Ya sea por voluntad propia, por erosión de la tierra o por otras causas indeterminadas, el complejo ha llegado hasta nuestros días en un estado de conservación privilegiado. "Es posible que la población abandonase el territorio para buscar alimento en otros lugares", explica Avci, aunque el misterio pesa más que la certeza por ahora.

 

UN GIGANTE ESCONDIDO

Es difícil imaginarse la magnitud real de Göbeklitepe, puesto que hasta la fecha solo se ha excavado un 5% del total. Al menos otros 16 círculos de megalitos podrían permanecer enterrados en una extensión de nueve hectáreas; lo que podría transformar la visión que tenemos de la humanidad, de las conexiones con el mundo espiritual y de la forma de agruparse en sociedades.

 

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KARAHANTEPE: DONDE REINAN LOS antropomorfoS

Siguiente parada de la ruta en la que se persigue el rastro sin saber exactamente de quién o quiénes. A una hora en coche de Göbeklitepe se encuentra el yacimiento prehistórico de Karahantepe (año 9.400 a.C). El nombre, según explica el guía, significa "colinas negras". En esta ocasión, predominan las representaciones humanas, además de los pilares en forma de T. Los trabajos de excavación se iniciaron en el año 2019, y desde entonces han sacado a la luz centenares de esculturas y bloques en piedra caliza.

Muchas de las piezas y estatuas extraídas están expuestas en el Museo Arqueológico de Sanliurfa. Constituye el segundo museo más grande de Turquía, y goza de renombre internacional por su colección de objetos neolíticos traídos de varios yacimientos como Göbeklitepe o Nevalı Çori. Uno de las que más sorprende es El Hombre de Urfa (9.000 a.C.). Esta criatura con ojos de obsidiana, nariz rota y metro noventa ostenta el título de la escultura más grande y la más antigua del mundo. En silencio, custodia las exhibiciones de piezas del calcolítico, la Edad del Bronce, la Edad del Hierro, el periodo helenístico, la época romana, la época bizantina y la época islámica que se despliegan por el recinto.​

 

  1. El aeropuerto más cercano para embarcarse en este viaje a través de las civilizaciones más remotas es GAP Şanlıurfa Airport, en el que la compañía Turkish Airlines también opera a nivel interno desde Estambul. 

 

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