Ubicación Exacta

La ciudad más fortificada del Caribe

El corsario inglés Francis Drake fracasó en su intento por conquistar esta villa de calles coloniales, ritmos caribeños y aroma a ron.

San Juan de Puerto Rico. El Morro
Foto: istock

Cuando, el 22 de noviembre de 1595, Francis Drake y su primo John Hawkings llegaron con su flota de 27 naves y 2.500 hombres, probablemente pensaron en la famosa frase de Julio César: "veni, vidi, vici". Pero no fue así, no vencieron.

El corsario fetiche de la reina Isabel I de Inglaterra llevaba casi dos décadas atacando flotas españolas y saqueando puertos del Caribe, las Canarias y Portugal, pero esta isla lo derrotó al primer intento. Después de tres días de asedio, las pérdidas humanas –incluido Hawkings– y de naves obligaron a Drake a levar anclas y tomar rumbo a Panamá, donde acabó muriendo de disentería unos meses más tarde.

Seguir viajando

San Juan de Puerto Rico
Foto: Discover Puerto Rico

Una isla estratégica

En la explanada del castillo de San Felipe del Morro hoy vuelan chiringas (cometas) y las familias improvisan pícnics los días de fiesta, pero basta con echar un vistazo a los gruesos muros, el foso y las vistas sobre el mar para hacerse una idea del fortín inexpugnable en que los españoles convirtieron la capital puertorriqueña en el siglo XVI.

Situada al este de Cuba y La Española (hoy República Dominicana y Haití), esta isla no destacaba tanto por sus riquezas como por su posición estratégica en la ruta mercantil de las naves españolas que iban y venían de la costa caribeña cargadas de oro, plata, piedras preciosas, café y azúcar, entre otros productos.

San Juan de Puerto Rico. La Fortaleza
Foto: istock

El puerto de San Juan –su nombre original, Puerto Rico, pasó luego a designar la isla entera– se convirtió en la etapa de aprovisionamiento de las flotas españolas antes o después de la travesía del Atlántico. Su fortificación era, por tanto, indispensable. Así que, una década después de la fundación de la ciudad, en 1533, se levantó el primer castillo, la Fortaleza. Enseguida se vio su ineficacia defensiva y, en 1539, se empezó a construir un torreón circular en lo alto de un acantilado: acababa de nacer "el Morro", una estructura militar de seis niveles que resistió y disuadió ataques durante los siguientes 400 años.

Seguir viajando

San Juan de Puerto Rico. El Morro
Foto: Discover Puerto Rico

Murallas que resisten al paso del tiempo

Tanto desde el mar como desde tierra, San Felipe del Morro sigue ofreciendo hoy una imagen imponente. Si nos asomamos desde sus murallas y garitas, es fácil comprobar la indefensión de las flotas enemigas ante el fuego cruzado que disparaban las baterías del Morro y las del pequeño fuerte del Cañuelo.

El castillo también demostró su efectividad en los ataques desde tierra cuando en 1625 los holandeses entraron en la ciudad e intentaron asaltar el Morro; su derrota se recuerda hoy con una placa conmemorativa en la explanada verde por la que ahora se pasea y se corre despreocupadamente.

San Juan de Puerto Rico. El Morro
Foto: istock

Aunque no todo fueron victorias. Azuzado por la reina Isabel I de Inglaterra y advertido de la eficacia del Morro, George Clifford de Cumberland planificó un ataque con 20 barcos y 1.700 hombres en junio de 1598; sitió el castillo con éxito y saqueó la ciudad, pero las enfermedades le obligaron a abandonar la isla sin haber conseguido el objetivo de hacer de San Juan una colonia inglesa.  

Seguir viajando

Viejo San Juan. Puerto Rico
Foto: Discover Puerto Rico

Después de aquella derrota, los españoles se rearmaron y fortificaron aún más su puerto base del Caribe. En el siglo XVII, las defensas de San Juan eran las mejores de todo el Atlántico. El refuerzo por tierra se completó en 1634 con la construcción del Castillo de San Cristóbal, que protegía la ciudad por el este y daba continuidad a las murallas. La última prueba de fuego que resistió la capital puertorriqueña ocurrió en 1797 cuando 7.000 soldados británicos intentaron en vano hacerse con ella.